Cada mañana gélida en mi corazón
sin tu espina
es morir un poco
ya sin el dulce de las emociones
contendientes en el desfile de los soberanos rayos de la muerte
danza con la luna matizada en hueso el silencio ensimismado
las brotes de mis dedos sangrantes
decoradas con las cicatrices de mis brazos y mis ojos colgantes de un hasta
perdí la cabeza
que le vacíen la palta de mi diosa
venga el jabalí a por ella
la revuelque en todas las tierras
para la perpetuidad impía del dulce sabor
de los relámpagos de septiembre
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