Éste, el amor de Tristán e Iseo, es el eros más violento del corpus artúrico y a veces aparece amenazador. Pero yo, aunque fracasé en mi ordalía, sé que en verdad “Dios ama a los amantes”, pero que hay que saber enunciar.
Medita acerca de lo mucho que hace el amor por la dieta. Recuerda que en la Minnengröte, la gruta del amor, del Tristán de Gotfried von Strassburg “los ocupantes no necesitan alimento [...] Muchos se han quedado sorprendidos ante esto y sienten curiosidad y ganas de saber como se alimentaban Tristán e Isolda, los dos ...amantes, en este yermo solitario. Se los voy decir y a satisfacer su curiosidad. Se miraban el uno al otro, y de esto vivían. La cosecha de sus ojos era el alimento de los dos. No comían otra cosa más que amor y deseo. Los dos enamorados no se inquietaban lo más mínimo en relación a la comida. Llevaban consigo, oculto bajo sus vestidos, el mejor alimento que cabe encontrar en el mundo. Éste lo tenían, sin necesidad de pagar nada, a su disposición, siempre fresco y nuevo”.
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