Contemplé mis días y vi que
con la primera afirmación del verano
debo dejar todo lo que conocí:
la casa, la familiaridad de la familia,
compañeros y recuerdos de la niñez,
un porvenir cortado como un traje a medida,
una vida ordenada entre mis amigos de la escuela.
Contemplé cara a cara a mi futuro:
vi viajes a lugares distantes, la diaria pelea para sobrevivir
en ciudades extranjeras con lenguas extranjeras
y pequeños cuartos alquilados durante noches
sin compañía, con a veces el consuelo
de un amable brazo anónimo sobre la almohada.
Contemplé los rostros a mi alrededor
y vi el final de mis días corno un barco que regresa,
con su vigía cantando en las jarcias,
Vi mi vida y fui hacia ella,
como un marino parte solo a la noche de su casa
y va hacia el puerto con sus pertenencias atadas,
y zarpa hacia la oscuridad.
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