Luego de agudas palabras de la mente exquisita,
la protesta en la corte,
el íntimo fino intelecto coartado,
líneas rectas de prisión, paredes vacías,
una belleza sutil en un sitio simple.
Allí para forzar el pensamiento por el cerebro encerrado, tejen allí
las delgadas cuerdas del pensamiento, en calma,
hasta que la rutina del horizonte confinó
la alegría en la seguridad
y entre el rigor creció la dulzura,
misterio de los barrotes en flor.
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